A ver, para empezar, mi querida Irene Adler no ha vuelto a aparecer, pero mantengo la esperanza de que algún día nos haga una sorpresa.
Paul McGuigan sigue dándonos muestras de planos increíbles que marcan una estética propia de la serie, aunque por lo que he leído, en la tercera temporada se cambia el director y cada capítulo lo dirige un cineasta distinto, veremos si se nota algo en la calidad (a mejor o a peor, quién sabe).
En cuanto a los capítulos, quizás esperaba un poco de mayor calidad en cuanto a efectos especiales en el segundo capítulo del sabueso. El sabueso de baskerville es un un libro que he leído varias veces y me encanta, pero quitando este pequeño chasco que me ha dado ver al perro, el capítulo ha estado enorme. Sin embargo, chapó por el último.
Veamos, sí que es verdad que en alguna ocasión yo ya me había planteado la pregunta de si el personaje de Benedict Cumberbatch era mentira, pero no en el punto de que se lo había inventado todo, sino de que era él quién cometía los crímenes. Lo que nunca me había imaginado era su suicidio. Sabemos que él realmente no está muerto, pero no concebía tampoco esa posibilidad, lo que me lleva de nuevo a preguntarme como ha conseguido salvarse después de que le hayamos visto en el suelo con la cabeza abierta. Sorpresas, sorpresas y más sorpresas.
Pobre Watson, espero que no tarde mucho en averiguar lo que realmente ha ocurrido. Aquí otra muestra del poderío de Martin Freeman, esa escena de monólogo frente a la tumba, impresionante. Recalcar esa sensación de hastío que tienes durante todo el último capítulo, la de veces que te hace llevarte las manos a la boca diciendo: "no puede ser", y la confusión que te deja hasta que aparece el último plano. Lo dicho, me estoy enamorando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario