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Si no has visto alguna película o serie y quieres verla no leas la entrada, igual he puesto algo importante. :D

viernes, 27 de junio de 2014

Philomena, el dolor adornado.

Después de diez días desaparecido me he dignado (más bien he disfrutado) a sentarme de nuevo en el sofá y hacer lo que probablemente más me gusta en este mundo, ver la tele. Hoy tocaba Philomena, otra gran pendiente de los Oscar que me ha sorprendido por el mero hecho de haberme encontrado algo totalmente distinto a lo que esperaba.
Es una película dirigida por Stephen Frears, el cual decide pasar a la gran pantalla una historia real que además está teniendo mucho peso mediático en estos últimos años. La trama se basa en la búsqueda que una madre realiza para encontrar a su hijo, robado hace años por unas monjas para darlo en adopción. Quizás esto sea mi punto de sorpresa, ya que cómo espectador ignorante que daba al play no esperaba algo parecido.
Sin embargo se ha sabido llevar a la perfección, de forma que algo que puede resultar un poco pesado (tenemos que tener en cuenta los trámites, papeleos y años de espera que esto conlleva) nos es explicado desde una perspectiva totalmente inundada por una armonía inmejorable. Conforme estamos viendo el filme, y a pesar de que se nos está contando explícitamente la complejidad de la situación, no tenemos esa sensación de agobio, sino que nos dejamos llevar y esperamos en cierto modo que todo salga bien. Puede que con todo esto tenga que ver la cortísima duración de la película (no llega a las tres cifras).
Judi Dench desarrolla un papel asombroso que emociona en todo momento. Al principio quizás cuesta un poco pillarle el punto ya que se nos muestra un personaje un poco arisco que evita el humor a toda costa, pero conforme avanza la trama el espectador se da cuenta del gran corazón que guarda. Algo más plano el papel de Steve Coogan, ya sé que su personaje es el típico periodista que acompaña a la madre y que hace posible que se nos pueda contar toda la historia, pero quitando esto no me aporta gran cosa. Sí que es verdad que en un principio incluso creía que el hijo iba a terminar siendo él.
Los cambios de tiempo están bien marcados con un etalonaje muy diferenciado que no requiere de esos feos subtítulos de indicación, pero el recurso que más me ha gustado es la mezcla de ambos tiempos en diversas ocasiones, y es que vemos a una Philomena ya envejecida pero escuchamos a su "yo" más jóven llorando la reciente pérdida de su hijo.
En definitiva, una película que por sí sola no llega a emocionar (vuelvo a repetir que probablemente la culpa de esto lo tenga la reiteración de estas historias que tenemos actualmente) pero que se ve acompañada por un personaje encarnado por una actriz a la que le va el papel como anillo al dedo, salvando en cualquier caso el resultado final.

NOTA: 6,5/10

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