Cómo conocí a vuestra madre, la historia perfecta con final catastrófico.

Simplemente es una de las series perfectas que no pueden dejar de verse, pero no vale capítulos sueltos de diversas temporadas, para enamorarse requiere verla capítulo a capítulo.
Como todos sabemos es la historia de un grupo de amigos y su alocada vida, sus inmejorables historias y el seguimiento de Ted (Josh Radnor) en busca al amor de su vida.
La única pega que se le puede poner a la serie es la corta duración de sus capítulos, uno te sabe a poco. Bueno, y también el catastrófico final del que hablaré después (si aún no lo has visto deja de leer esto ahora mismo).
Conforme avanza la serie nos vamos encontrando una evolución de los personajes hasta cogerles absoluto cariño (incluso a algún secundario). Papel fundamental el de Neil Patrick Harris dando vida a Barney, y es que en ocasiones sin sus locuras nos podría resultar todo demasiado empalagoso.
Ahora que todo el mundo ha acabado de verla o está en las últimas temporadas se escuchan muchos comentarios, pero no, no pierde calidad ni muchísimo menos. Lógicamente no podría ser todo igual que al principio, sería demasiado aburrido. La última temporada es una arriesgada apuesta, y es que toda transcurre en la boda de Barney y Robin, pero las historias que nos cuentan en cada capítulo siguen siendo alucinantes y, por supuesto, divertidas.
En mi opinión los directores no han sabido ponerse deacuerdo (reparten el trabajo entre Pamela Fryman, Rob Greenberg y Michael J. Shea) y han querido complacer a los espectadores dando un final en el que Ted termina con Robin. Las cosas no deberían ser así ya que al final de la penúltima temporada nos presentan a la verdadera madre y hacen que nos encariñemos de ella. ¿Para qué?: para decirnos que durante todo el tiempo de la historia ella había estado muerta. Si la serie se llama cómo conocí a vuestra madre, vamos a por la madre que es lo que importa. Además, Ted ya lo había intentado con Robin varias veces y había salido mal, si fuese un amor tan bueno habría funcionado antes de tantos capítulos.
Por no hablar de la posición de Barney. Es el típico ligón de barrio que consigue a la chica que quiere para pasar la noche con ella. Así capítulo sí y capítulo también, no es justo que en el último capítulo acabe divorciado, con una hija de un polvo de una noche y mandando a las chicas guapas que se vayan a su casa a tapar... En fin.
A pesar de lo defraudado que estoy con el desenlace (a la vista está), no puedes evitar que se te pongan los pelos de punta al ver esa escena final en la que todos se reunen en el bar y se hacen una foto, dónde magistralmente se nos intercalan imágenes del primer capítulo para avivar la sensación. Esto es lo que hacen las grandísimas series.