Proceso de admisión es una película dirigida por Paul Weitz, pero como indico en el título de la crítica, sin más, podría ser perfectamente una película que te ponen en la televisión un domingo por la tarde.
Paul Rudd me gusta como actor, no quiero decir con esto que me parezca un actorazo, pero teniendo en cuenta el tipo de películas a las que nos tiene acostumbrados y no poniéndonos unas expectativas demasiado elevadas, pues me apetece ver algo suyo de vez en cuando. Tina Fey me ha parecido graciosa, prácticamente como el resto de la película.
El argumento no es que esté muy currado: Mujer trabajadora con una malísima vida social, encuentra hombre aventurero que al final la hace cambiar de idea. Lo único que podemos denotar así un poco más inusual es su embarazo no deseado y la búsqueda final de su hijo (también me ha sorprendido que al ser comedia romántica, ese aspecto acabe tan mal).
Me ha resultado interesante la escena en la que todos los trabajadores de la universidad se sientan alrededor de una mesa para estudiar particularmente los casos de los posibles estudiantes. El director aquí nos crea un espacio imaginario en el que los alumnos, a pesar de no estar realmente presentes, aparecen en la imagen (con su toque cómico de caer por una trampilla cada vez que son denegados). Demasiado decorado, para mi gusto, la vida universitaria americana, ya la hemos visto demasiadas veces.
En definitiva, es una película entretenida, que no cansa ya que no es exageradamente larga y que a pesar de ser totalmente extraña al principio, si aguantas un poco termina dándote alguna risa suelta y una historia divertida.
NOTA: 5/10
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